Cerca de Brasil hay una isla a la que su nombre le viene que ni pintado. Se conoce como la Isla de las Cobras pese a que su nombre real es Ilha da Queimada Grande, y en ella viva una especie de serpiente conocida como Bothrops insularis que se ha hecho con el control de la isla. Si no haces caso a los carteles que prohíben su entrada y alertan del peligro que allí se esconde, te enfrentarás a una población de hasta un ejemplar por metro cuadrado de estas venenosas bestias de hasta 70 centímetros de largo.
El lugar más peligroso del mundo 27w70
Acostumbradas a alimentarse de los pájaros de la zona, en algún punto de la historia sus presas se volvieron demasiado esquivas para poder cazarlas. Además, se toparon con un problema adicional, un deshielo que haría subir el nivel del mar y dejaría a esta población de serpientes completamente aisladas del menú que podían encontrar en tierra firme.
Aquél problema se convirtió en una oportunidad para la madre naturaleza, que optó por jugar la carta de la supervivencia del más fuerte y, mediante mutaciones, dio vida a vertientes de la misma especie con un veneno mucho más letal. Quienes poseían esta característica podían enfrentarse a presas más grandes y, por lo tanto, salir adelante y reproducirse mientras el resto desaparecían poco a poco.
Peligrosamente mortales, la única razón por la que los humanos acuden hasta allí es de la mano de cazadores experimentados que conocen el terreno. Lo hacen precisamente para hacerse con ese preciado veneno, la única forma de generar un antídoto ante posibles picaduras de dichas u otras serpientes similares, así como medicamentos que se comercializan para aliviar la presión arterial.
Imagen | Marinha do Brasil
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