A pocas semanas del esperado lanzamiento de Decima Engine actualizado, otro integrante de Kojima Productions se ha mostrado mucho más escéptico con respecto a las capacidades de la consola de nueva generación, afirmando que el salto de la IP de PS4 a PS5 "no es gran cosa".
Akio Sakamoto, director técnico del juego, ha afirmado en una entrevista con Edge Magazine que, aunque a partir de junio habrán pasado seis años entre el primer y el segundo juego —con un hardware más potente que aquella consola de 2013 en la que se estrenó—, las mejoras técnicas "no son para tanto". Una reflexión llamativa, considerando que el nuevo Death Stranding será exclusivo, por ahora, de PS5 en su estreno del próximo 26 de junio.
Akio Sakamoto dice que el salto de PS4 a PS5 afecta solo a la eficiencia
Eso sí, lejos de echar por tierra las entrañas de PS5, Sakamoto aclara que sí valora aspectos clave como la reducción de los tiempos de carga y la libertad creativa que la consola otorga a los desarrolladores. Asegura que los artistas tienen más margen para crear sin necesidad de recurrir a trucos técnicos más "arcaicos", aunque advierte que esta misma libertad ha generado nuevos desafíos internos: "Ha creado un escenario en el que los artistas están fuera de control", bromea.
Estas declaraciones se alinean con una visión cada vez más extendida en el desarrollo de videojuegos, donde los saltos generacionales no siempre suponen un cambio radical, pero sí una mejora en eficiencia y herramientas de trabajo. La evolución del hardware parece centrarse ahora en facilitar la producción y reducir las barreras creativas, más que en ofrecer revoluciones visuales inmediatas.
Pese a la aparente modestia de su director técnico, Death Stranding 2: On the Beach promete ser una superproducción en todos los sentidos. Con su llegada a PC prácticamente asegurada en el futuro como hizo el primer mundo abierto de la saga, el nuevo juego de Kojima apunta alto, independientemente del juicio técnico sobre el hardware que lo impulsa.
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