Morirse no te libra del papeleo y la lentitud burocrática. Este juego lo demuestra con un humor bien afilado

Morirse no te libra del papeleo y la lentitud burocrática. Este juego lo demuestra con un humor bien afilado

Grim Fandango no solo es una joya del videojuego clásico: es también una crítica afilada al absurdo del sistema istrativo moderno

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Grim Fandango Remasterizado
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Bárbara Gimeno

Editor

Cuando Grim Fandango llegó al mercado en 1998, nadie esperaba que uno de los juegos más divertidos y visualmente originales de LucasArts fuera, al mismo tiempo, una sátira sobre la burocracia. Ambientado en una versión noir del Inframundo inspirada en la cultura mexicana del Día de Muertos, el juego nos pone en la piel —bueno, en los huesos más bien— de Manny Calavera, un agente de viajes para almas recién fallecidas. Pero su trabajo, lejos de ser espiritual, es totalmente istrativo (y sí, aburrido).

Desde su oficina en el Departamento de la Muerte, Manny debe vender "paquetes de tránsito" para cruzar al Noveno Inframundo, el paraíso final. Pero hay un problema: no todos sirven para comprar los viajes más rápidos, como el codiciado tren Número 9. Y ahí es donde Grim Fandango empieza a hablar de cosas muy humanas, en un mundo que, paradójicamente, ya ha dejado de serlo.

Un reflejo en huesos del sistema real

El gran acierto de Grim Fandango es que su mundo no es mágico ni caótico, sino estructurado con las mismas reglas aburridas y complicadas de cualquier oficina gubernamental. Hay formularios que rellenar, permisos que solicitar, archivos perdidos que buscar en sótanos polvorientos. Las almas no pueden avanzar porque alguien se olvidó de poner un sello una hoja. ¿Te suena?

Este sistema kafkiano no es solo una broma estética. Es una crítica oculta (y a veces no tanto) a cómo las estructuras que supuestamente ayudan a las personas pueden, en realidad, dejarlas atrapadas. Además, Manny descubre que el sistema está amañado: las almas buenas no reciben el tren rápido porque sus billetes son robados por funcionarios corruptos. La redención no depende de la moral, sino de la gestión del papeleo. En este mundo de muertos, lo más terrorífico no es el más allá, sino los procesos istrativos eternos.

Grim Fandango Remasterizado

Una odisea clásica con corazón negro

Como juego, Grim Fandango sigue la tradición de las aventuras gráficas de LucasArts: exploración, puzzles más o menos complejos y diálogos con un toque cómico que me encanta. Pero lo que lo diferencia del resto es su atmósfera: una mezcla de cine negro, humor seco y folklore latinoamericano, sostenida por un guion brillante de Tim Schafer. Cada escenario —desde oficinas sombrías hasta estaciones de tren fantasmas— refuerza la idea de un sistema en ruinas que los personajes intentan navegar sin esperanza.

Manny, interpretado por Tony Plana, es un protagonista que mezcla resignación con la nobleza. No es un héroe clásico, sino un trabajador atrapado en una rueda que gira sin sentido. Su evolución, de burócrata desmotivado a justiciero del Inframundo, es también una crítica al conformismo. Solo cuando decide romper las reglas empieza a encontrar el sentido de su "vida".

Y es en esa desobediencia donde el juego brilla: Grim Fandango no se trata solo de avanzar, sino de liberarse. Liberarse del papeleo, de los superiores corruptos, de un sistema que no premia la bondad sino la obediencia.

Un esqueleto que sigue vivo

Grim Fandango fue aclamado por la crítica en su lanzamiento, aunque sus ventas iniciales no reflejaron el impacto que tendría en el mundo de las aventuras gráficas a largo plazo. Con el paso del tiempo, el juego ha sido reivindicado como uno de los mejores títulos de la historia del género. Su remasterización en 2015, con gráficos mejorados y controles más amigables, permitió que una nueva generación conociera esta obra única.

Grim Fandango Remasterizado

Más allá de su jugabilidad, Grim Fandango ha sido analizado desde perspectivas académicas como una metáfora de la alienación laboral. La oficina de Manny no es solo un escenario; es una prisión con horarios, jefes autoritarios y cadenas de mando absurdas. La risa que provoca su mundo no es solo divertida, sino que también es amarga.

En 2025, más de 25 años después, el juego sigue siendo relevante y sigue teniendo sentido. En un mundo donde los trámites digitales nos desesperan y las ineficiencias istrativas nos afectan a diario, Grim Fandango parece más real que nunca.

Morir es fácil, hacer trámites es difícil

Grim Fandango no necesita gráficos hiperrealistas ni combates espectaculares para dejar huella. Su verdadera fuerza está en cómo toma un tema tan etéreo como la muerte y lo convierte en un reflejo cruelmente exacto de la vida moderna. Con humor, con estilo y con toneladas de ingenio, el juego nos invita a mirar al otro lado… y vernos a nosotros mismos atrapados en el mismo embudo de sellos, formularios y pasillos.

Manny Calavera no solo es un personaje carismático; es el símbolo de todos los que alguna vez hemos querido hacer las cosas bien, pero nos damos de bruces con sistemas que parecen diseñados para hacernos fracasar. Su viaje no es solo físico: es existencial. De trabajador explotado a revolucionario, de títere del sistema a arquitecto de su destino.

Y eso, en el fondo, es lo que hace de Grim Fandango una obra inmortal. Porque incluso en el más allá, seguimos luchando por sentido, justicia y, a veces, por un simple billete de tren.

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