Llevábamos tanto tiempo sin oír hablar de ningún nuevo videojuego de el juego se anunció ayer en los The Game Awards y su puesta en escena ha generado mucha conversación.
Muchos aficionados se han mostrado entusiasmados con la personalidad de la puesta en escena y lo prometedor de la propuesta, y no han faltado quienes han apuntado al título como una de las mejores cosas que se pudieron ver en la gala de anoche. No obstante, y como no podía ser de otro modo en internet donde absolutamente todo se cuestiona, tampoco han faltado las críticas y no han sido pocos quienes han encontrado tremendas similitudes con la propia saga BioShock.
Los parecidos es´tan ahí, eso es innegable: El estilo artístico de escenarios y personajes, la mecánica jugable de los poderes en una mano y las armas en la otra, la obsesión por la estética de los parques de atracciones... todo rezuma olor y sabor de las obras anteriores de Levine, aunque no se pueda llamar BioShock porque los derechos pertenecen a una BioShock 4.
Todo esto, en realidad, es más un homenaje a System Shock que a la propia saga BioShock
No obstante, lo que muchos no saben es que esto en realidad no es un guiño a la saga BioShock con otro nombre, sino que más bien es un homenaje a System Shock en toda regla. Cabe destacar que, cuando algunos pedían que hubiera un BioShock en el espacio, se olvidaban de que el propio SS ya era un BioShock espacial al 200% cuando salió. ¿Por qué es tan importante esto? Porque Ken Levine fue una pieza clave en el desarrollo del querido System Shock 2, y porque el propio heredero espiritual de aquel.

Más allá de aspectos superficiales como la apuesta por el género de acción, la presumible fuerza narrativa o la Ghost Story, y no hace falta que te diga que la sensación de alienación y extrañeza que provoca que los escasos supervivientes del juego de 1994 y de su segunda parte estén convirtiéndose en mutantes o en androides, es muy similar a las desconcertantes criaturas que moran el nuevo título.
No sólo hablamos de espíritu, hay cosas directamente del tráiler que recuerdan a ambas obras pero que estuvieron primero en las más antiguas. Por ejemplo, la figura que en el 0:58 del tráiler nos abre la puerta de la celda para escapar, guarda similitudes a nivel de lo que supone tener una guía en el juego con Atlas de Bioshock pero originalmente con Rebecca Lansing, nuestra guía en la referencia. Y el uso del fuego en la mano izquierda del personaje recuerda a los plásmidos de Rapture y Columbia, pero cabe recordar que éstos venían directamente de los implantes neuronales de System Shock y de su secuela.
Así pues, hay gente que se está quedando con que Judas se parece a BioShock, pero sólo los más veteranos saben que ese entorno espacial y el espíritu obedecen en mayor medida a que Ken Levine, en realidad, se mueve por los entornos donde más cómodo se siente. Y, sobre todo, que todo esto es mucho más System Shock que BioShock.
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