Aunque su ideólogo original fue Shigeru Miyamoto, creador también de Super Mario, el nombre al que todo el mundo asocia a The Legend of Zelda es, indiscutiblemente, el de Eiji Aonuma. Un desarrollador que ha estado al mando de la franquicia desde hace más de dos décadas. Y el responsable, en última instancia, de las decisiones más polémicas que ha protagonizado la saga. Esta es su historia.
A primera vista, el perfil de saga como Zelda. Porque Aonuma desciende de una familia de artesanos con una larga tradición a sus espaldas. Desde bien joven se acostumbró a trabajar con la madera, ideando todo tipo de artilugios; pero con especial interés en las muñecas Karakuri, unas marionetas tradicionales con más de tres siglos de historia que se hicieron muy populares por ejecutar pequeñas acciones sin interacción humana alguna.
Aonuma se graduó en la Universidad de Bellas Artes de Tokio sin saber muy bien a qué dedicar su futuro. En lo único que destacó fue en la creación de aquellas marionetas. Fue durante una de sus exhibiciones cuando conoció a algunos desarrolladores de videojuegos, lo cual en sus propias palabras avivó su interés por aquella industria. Por lo que gracias a la mediación de Yoichi Kotabe, uno de los mayores veteranos de Shigeru Miyamoto en persona.
Es evidente que alguien como Aonuma solo podría haber entrado en la industria del videojuego por la puerta de Nintendo. Porque a diferencia de otros estudios, la corporación de Kioto ha demostrado que no tiene ningún interés en los conocimientos técnicos de sus empleados. Fieles al eterno mantra de su presidente, serie Dragon Quest, primera entrega que le prestó su novia de entonces.
Si Aonuma consiguió entrar en Nintendo fue, no tengo ninguna duda, camelándose a Miyamoto. El gurú de Nintendo nunca ha ocultado su fascinación por las marionetas. De hecho, ha confesado que ve los videojuegos como una suerte de teatro titiritero virtual, como los que le gustaba confeccionar en su juventud. Por lo que seguro que Miyamoto estaba encantado de contar en sus filas con alguien capaz de construir tan sofisticados títeres. Además, el desarrollador encontró en Aonuma a una suerte de alma gemela, ya que también le fascinaba la música (ambos tienen su propio grupo semi-profesional) y trabajar con sus propias manos. En palabras de Aonuma: "Resultó que le encantaron los muñecos que le traje. Dijo: 'Si quieres hacer cosas como esa, estarías bien trabajando en Nintendo'. Y así fue como decidí trabajar para la empresa".
Las primeras labores de Aonuma en Nintendo fueron de carácter estrictamente artístico. Como por ejemplo el diseño de sprites de Mario's Open Golf, más conocido en occidente como NES Open Tournament Golf. Su primer proyecto como director fue en 1996, al mando de Marvelous: Mohitotsu no Takarija, un desconocido juego de aventuras para The Legend of Zelda: Ocarina of Time.
El Zelda de Nintendo 64 fue un proyecto tan grande, tan titánico, que Miyamoto decidió contar con hasta cinco directores diferentes que supervisaran todas sus facetas. Entre ellos estaban reconocidos desarrolladores de Nintendo a día de hoy, como Toru Osawa o Yoshiaki Koizumi, a quienes acompañó Aonuma como responsable final del diseño de casi todas las mazmorras del juego. Una tarea que se tomó del modo más metódico posible, imaginando todos aquellos mapeados con la misma precisión con la que diseñaba sus marionetas Karakuri. A día de hoy todavía conserva orgulloso sus sofisticados diseños, escritos a papel de su propia mano, de escenarios como el Templo del Agua. Labor en la que, aunque muchos todavía recordemos con horror esta mazmorra, destacó entre todos sus compañeros.
Posiblemente por esa razón Miyamoto decidió confiar el desarrollo de la secuela, Breath of the Wild. Aonuma ha sido muy crítico con su trabajo, reprobando la calidad de Ocarina of Time o reprochando duramente algunas de sus decisiones al mando de la serie. Pero nadie puede negar que ha conseguido mantener vivo el interés por la saga de aventuras por antonomasia. Lo que está claro es que mientras Aonuma siga en Nintendo, habrá Zelda para rato.
Una lectura: 5m573l
|
![]() |