Cuando Overwatch salió en 2016, fue un fenómeno inmediato. El shooter de Blizzard conquistó al público por su gran diversidad de personajes, su acción cooperativa y su universo optimista. Sin embargo, sin que la compañía lo hubiera planeado de forma explícita, Overwatch pronto se transformó también en un símbolo para la comunidad LGTB+. Antes de que Blizzard confirmara o trabajara en el lore de los personajes de manera oficial, los fans ya habían construido sus propias narrativas queer alrededor de la colorida colección de héroes.
La primera confirmación oficial
No fue hasta diciembre de 2016, varios meses después del lanzamiento, que Blizzard hizo su primera confirmación: Tracer, la carismática viajera en el tiempo, era lesbiana. La revelación llegó a través de un cómic oficial navideño, Reflections, donde Tracer comparte una escena íntima con su novia Emily. Aunque fue celebrado como un avance importante, muchos jugadores ya veían la identidad LGTB+ como algo natural dentro del universo del juego. Para ellos, entonces, la confirmación no fue una sorpresa: era simplemente poner nombre a lo que siempre había estado ahí. Y, puede parecer una tontería, pero que un juego hable abiertamente de ello sirve para normalizar, para apoyar y para ilusionar a la comunidad.
Para la comunidad LGTB+, ver a una heroína tan popular como Tracer representada de manera abierta fue profundamente emocionante. Pero también destacó una realidad incómoda; que la representación no había sido prioritaria en la fase de desarrollo inicial. En varias entrevistas, como la que Michael Chu, guionista del juego, dio a Kotaku en 2019, del equipo de Overwatch reconocieron que las dinámicas queer surgieron más bien como una respuesta a lo que la comunidad pedía y creaba, más que como una iniciativa propia del estudio desde el principio.

La comunidad como motor de cambio
Ya en la beta cerrada de Overwatch, los foros, Tumblr, Reddit y Twitter hervían de headcanons queer: ideas no oficiales que los fans proponían para enriquecer a los personajes. Por ejemplo, una relación entre Tracer y Widowmaker, bromances entre McCree y Hanzo, teorías sobre la asexualidad de Bastion o la identidad no binaria de Zenyatta. Estos relatos no solo fueron populares: se convirtieron en parte del ADN emocional de la comunidad.
Blizzard, aunque inicialmente no lo veía muy claro, no tardó en entender que tenía una oportunidad única para construir un universo donde la diversidad no fuera un añadido, sino un pilar central.
El papel de los fanarts y fanfictions fue crucial para consolidar la dimensión queer de Overwatch. Artistas de todo el mundo crearon cómics, ilustraciones y novelas cortas que exploraban identidades diversas, resaltando la importancia de que los jugadores se vieran representados en las historias.
Michael Chu, principal guionista de Overwatch hasta 2020, itió en múltiples ocasiones que la representación LGTB+ en el juego fue en parte el resultado de escuchar a la comunidad. Este reconocimiento fue fundamental para abrir la puerta a más confirmaciones en el futuro, como la revelación de que el soldado 76, uno de los héroes clásicos, también es gay.
Muchos se preguntaron si la inclusión posterior de personajes LGTB+ respondía a una estrategia de marketing o a un cambio genuino de visión dentro de Blizzard. La verdad es que el contexto general de la compañía era bastante complicado: entre 2018 y 2021, Blizzard estuvo envuelta en polémicas internas sobre cultura de trabajo tóxica y discriminación. El compromiso con la diversidad en Overwatch podía parecer, para algunos, una manera de lavar su imagen.
Sin embargo, muchos desarrolladores individuales demostraron una voluntad sincera de crear un universo donde todo el mundo pudiera verse reflejado. Un ejemplo significativo es el personaje de Baptiste, un héroe afrolatino con un trasfondo que también permite múltiples interpretaciones de identidad y pertenencia. Aunque Blizzard no ha confirmado su orientación sexual, muchos fans han construido narrativas queer alrededor de él, demostrando cómo la comunidad sigue ocupando los espacios que el canon oficial deja en blanco.
Overwatch 2: ¿un cambio de rumbo?
Con la llegada de Overwatch 2, algunos fans tuvieron miedo de que Blizzard diera un paso atrás en su compromiso con la diversidad. Sin embargo, los primeros contenidos ya parecieron indicar lo contrario. El nuevo lore siguió explorando identidades diversas. Además, la presencia de héroes como Lifeweaver, un personaje abiertamente pansexual, demuestra que la representación ya no es un simple añadido, sino parte estructural de lo que Overwatch quiere ser.

La historia de Overwatch y la representación LGTB+ demuestra que, a veces, los videojuegos evolucionan no tanto por diseño inicial, sino por el impulso de sus comunidades. Lo que empezó como una serie de headcanons espontáneos se ha convertido en una de las identidades más queridas de uno de los shooters más icónicos de las últimas décadas.
Puede que Blizzard no planeara todo desde el principio. Pero hoy, gracias a miles de fans que imaginaron un mundo más abierto, Overwatch es algo más que un juego de disparos: es un espacio donde la diversidad brilla con fuerza.
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