Se nota que Frogwares está cociendo poco a poco su próximo juego, The Sinking City 2. Esta sorpresa que ha supuesto la remasterización del primer videojuego no es casualidad. Tiene, de hecho, un triple objetivo. Por un lado, el obvio: aprovechar la moda de las remasterizaciones para actualizar su videojuego quizá más exitoso: esta odisea tan original basada en el mito de Lovecraft, pero que se permite ser lo suficientemente distinta como para traer cosas nuevas a la fórmula sin copiar simplemente el trabajo del escritor.
Pero, como decía, es mucho más. Aparte de servir al estudio para remover las aguas de un título de hace cinco años, esta remasterización seguro que también le sirve para aprovechar algunas tecnologías nuevas con las que se está trabajando en su segunda parte. Una secuela que, a buen seguro, ayudará a limar algunas asperezas de un juego que las tenía, sí, pero por abarcar quizá más de lo que eran capaces de masticar.
Algo conozco a Frogwares; de hecho, he jugado títulos suyos desde su primera obra con Sherlock Holmes, más modernos, llenos de buenas ideas, pero con ejecuciones que no siempre están a la altura.

Y a The Sinking City también le pasa esto, pero sigue siendo su obra más ambiciosa. Aquí cogieron todo lo que ya venían heredando de su origen como desarrolladores de aventuras gráficas, añadiendo su asociación de conceptos con el Palacio Mental, las pistas y las visiones, y atreviéndose también con mecánicas de acción e incluso un pequeño mundo abierto.
Revisitándolo con esta remasterización, me doy cuenta de lo valientes que son, pero quizá no hacía falta que lo fueran tanto. En especial con el mundo abierto: a veces este se sentía demasiado vacío, poco vivo y con mucho relleno entre los puntos verdaderamente importantes del mapa. Al fin y al cabo, The Sinking City funciona mejor cuando te ponen a investigar la escena de un crimen y tienes todas las pistas a unos metros, mientras examinas a fondo el escenario también con tu visión sobrenatural para ver más allá de lo que el ojo humano es capaz.

Porque nuestro protagonista, Charles Reed, es un tipo duro y cansado, veterano de la guerra, que llega a la ciudad de Oakmont atormentado por unas extrañas visiones que le han conferido también este poder. Es curioso cómo el juego hace malabares entre lo cotidiano y lo sobrenatural. Oakmont casi no es de este mundo, incluso tiene razas híbridas, simiescas y pisciformes, pero en vez de estar ahí para producir terror, se presentan como propias de la cultura de la urbe. A sus habitantes que haya extrañas criaturas monstruosas les extraña, pero no demasiado. Y que su ciudad se encuentre semihundida, tampoco les espanta.
Creo que es en ese tratamiento del horror cósmico normalizado donde The Sinking City encontró su carisma, de la misma manera que novelas como The Hex han hecho lo propio en el terror literario. Como siempre, el trabajo de Frogwares destacaba y destaca en la parte detectivesca. Su palacio mental y relación de pistas son interesantes para que el jugador pueda unir los puntos (y la historia) en su cabeza sin confiar en que los personajes te lo digan todo en los diálogos, y también me pareció interesante que tengas que gestionar tú mismo los objetivos y localizaciones, en vez de confiar en que el juego lo haga por ti. Porque si esto fuera una superproducción comercial habría quejas, pero creo que Frogwares conoce a su público y sabe que le puede pedir un poco más de ejercicio mental.

En la parte negativa, siempre pecan de lo mismo: una acción muy pobre, no tanto por opciones, sino porque tanto el manejo como la inteligencia artificial o variedad de enemigos deja bastante que desear, quedándose en un intercambio de golpes que no aporta mucho. Sé que esta es la gran apuesta del estudio, que poco a poco le vayan cogiendo el pulso al combate, pero después de unos cuantos juegos con estas mecánicas, no termino de verlo. Veremos si con The Sinking City 2 dan con la clave.
Con todo, esta remasterización es más que bienvenida porque es completamente gratuita. Probándola en mi equipo, hace resaltar este mundo como la versión de PS4 que jugué en su momento no pudo hacerlo, incluyendo incluso técnicas nuevas de escalado como DLSS y FSR, generación de fotogramas e incluso un trazado de rayos ultra que es demasiado exigente, pero ahí está. Lo importante es que, si en su momento lo dejaste pasar, por desconocimiento o por el aluvión de juegos que siempre tenemos disponible, es un buen momento para recuperarlo de cara a la secuela. Muchos afirman que es uno de los mejores juegos basados en el universo Lovecraft, y tampoco tengo mucha necesidad de llevarles del todo la contraria.
Yo tengo filias personales que me gustan más (por ejemplo, un juego pequeño y maravilloso llamado Alberto Pastor en su análisis, hay claroscuros. Hay segmentos pobres, con algunos diálogos y misiones más vagos y menos inspirados, en los que el combate realmente no ayuda y hace falta un poco de fuerza de voluntad para seguir adelante. Nuestro protagonista, además, cumple con el manual de personaje torturado de Lovecraft, pero creo que habría agradecido un poco más de trasfondo. El resto tendrás que descubrirlo en el videojuego, mientras esperamos a que su secuela resurja de las aguas. Sin duda, es de las mejores oportunidades del estudio para subir de nivel.
En 3DJuegos | El extraño poder que los jugadores ejercemos sin darnos cuenta en nuestros mundos virtuales
En 3DJuegos | El juego que cambió las aventuras gráficas regresa con una remasterización más de 20 años después de su lanzamiento
Ver 3 comentarios