Que no cunda el pánico. A mí tampoco me han gustado los tres primeros episodios de la temporada 2 de Andor. Y no pasa nada. Porque superado ese bache inicial, esta producción se consolida como la propuesta cinematográfica más sólida que ha ofrecido la saga Star Wars en años. Andor es una serie tan buena que lo de menos es que forme parte de la franquicia creada por George Lucas. En realidad, es una historia bélica espléndida que podría desarrollarse perfectamente en la Francia ocupada o en un rincón lejano de la galaxia. Ese es precisamente su encanto. Pero también su mayor inconveniente: por su enfoque maduro y su tono sombrío, es posible que no conecte ni con los fans que buscan el escapismo ligero del universo galáctico ni con los espectadores que desprecian todo lo que lleve el sello de Star Wars. Y con todo, Andor es excepcional.
El Star Wars más diferente
La serie mantiene la estructura de bloques de tres episodios ya vista en su primera temporada. Cada bloque funciona como un pequeño arco narrativo, separado del siguiente por un breve salto temporal. Así, seguimos la evolución de Cassian Andor desde el punto en que lo dejamos al final de la primera temporada hasta los eventos inmediatamente anteriores a Rogue One. Esta forma de contar la historia permite construir una narrativa compleja, que avanza con calma, pero con paso firme, explorando no solo el desarrollo del protagonista, sino también las tensiones políticas, sociales y personales de todos los personajes que orbitan en torno a él.
La propuesta cinematográfica más sólida que ha ofrecido la saga Star Wars en años
El arranque de la segunda temporada nos sitúa en plena misión encubierta para la incipiente Rebelión. Es curioso cómo estos primeros compases son, paradójicamente, más Star Wars que nada en la primera temporada. Hay acción, ritmo, referencias visuales claras a los videojuegos clásicos de la saga, pero también cierta ligereza que descoloca. De pronto, hay bailes, chistes, personajes graciosetes. Y está muy mal encajado. Reconozco que durante el visionado de estos primeros capítulos me temí un golpe de timón dado sin gracia para contentar a aquellos que no gustó la temporada 1 por ser demasiado oscura. Afortunadamente, ese tono ligero desaparece pronto, y la serie vuelve a centrarse en lo que mejor sabe hacer: contarte cómo nace una rebelión, cómo se vive bajo la opresión, y qué significa resistir.

Una serie que se acuerda de los fans pero sin concesiones fáciles
Uno de los grandes méritos de Andor es su respeto absoluto por el universo expandido de Star Wars, sin necesidad de hacer fanservice barato. Aquí los cameos y las referencias están al servicio de la historia. ¿Quién se acordaba de Erskin Semaj? Pues esta serie. ¿Los rakatan? Estamos hablando del lore profundo del universo Star Wars, de esas menciones que solo entienden los que se han sumergido hasta el cuello en novelas, videojuegos y manuales de rol. Pero Andor no se recrea en ello. Sabe que su historia es más grande que sus referencias. Nos lleva a Yavin-4, sí, pero no para presumir, sino porque es ahí donde debe ir la historia. El que saca una base rebelde solo para enseñarla, es un parguela.
No todo va a encajar bien entre los fans más puristas. Algunos personajes conocidos son interpretados por nuevos actores. Pero no por capricho, sino porque, simplemente, han pasado los años, también para los actores. Pero el respeto por sus interpretaciones originales se mantiene intacto, y la dirección de casting ha sabido escoger con buen ojo. El resultado resulta coherente y orgánico. Con todo, seguro que habrá críticas.

Una serie diferente para fans que buscan asomarse a otras cosas
La serie, como ya lo fue en su primera entrega, es un híbrido entre cine de espías, thriller político y relato de resistencia. Y ese enfoque se mantiene intacto. Si los primeros episodios juegan al despiste con un tono más ligero, todo se encarrila pronto hacia una narrativa que no desentonaría en París durante los días finales de junio de 1940. De hecho, las comparaciones con la Segunda Guerra Mundial ya no son veladas: Andor habla de ocupación, de colaboracionismo, de terrorismo, de traición, de fascismo, de sacrificio, de pena, de muerte, de héroes anónimos. Y lo hace con una madurez sorprendente para una franquicia que muchas veces parece atrapada entre muñecos y nostalgia.
Uno de los grandes méritos de Andor es su respeto absoluto por el universo expandido de Star Wars
Uno de los grandes aciertos de esta segunda temporada es la reivindicación del personaje de Saw Gerrera. Presentado en la serie animada The Clone Wars y recuperado en Rogue One, aquí termina por convertirse en una figura imprescindible: un partisano extremo, sí, pero también un hombre roto por la guerra, que lleva su causa hasta las últimas consecuencias. Forest Whitaker está simplemente imponente. Frente a él, la maquinaria del ISB, el buró de inteligencia imperia, se muestra como una maquinaria despiadada, más calculadora y fascinante que nunca. Andor te enseña, casi como si fuera un manual de guerrilla galáctica, cómo funciona una agencia de inteligencia totalitaria. Y cómo las decisiones y situaciones que parecen inexplicables en las portadas de los periódicos tienen, casi siempre, intereses económicos, ideológicos o fanáticos detrás .
En el extremo opuesto del espectro mitológico, frente a la burocracia y el militarismo tenemos a la Fuerza, ese componente místico que ha marcado el ADN de la saga desde sus orígenes. Pero no esperes ver espadas láser ni nada parecido. Aquí la Fuerza es una leyenda, una creencia lejana, casi mitológica. Una referencia a esa idea primigenia de Star Wars de 1977, donde los Jedi eran ya parte del pasado, casi extinguidos. Esa sutileza le sienta de maravilla a la serie.

Una producción de prestigio
A nivel técnico, Andor roza la perfección. La serie es técnicamente impecable, hipnótica, y recuperar un Star Wars sucio y usado al que, personalmente, no me puedo resistir. Si los actores están todos perfectos y soberbios, si la fotografía y los efectos son tremendos, no puedo dejar de destacar el uso de localizaciones reales para el rodaje, con un saludo especial a todos los fans y amigos de Valencia, que van a ver a su ciudad convertida en la capital galáctica de Star Wars y que seguro que se lo van a pasar pipa.
Había que decirlo, y se dijo
La serie no oculta su carga política. Al contrario, la abraza. Y en tiempos donde muchas ficciones prefieren la tibieza, Andor se posiciona de manera sorprendente. Habla de fascismo, de rebeldía, de cómo la opresión se acepta y normaliza. Y lo hace con una lucidez brutal. Es imposible no tender puentes narrativos entre lo que ocurre en la serie y muchas de las cosas que están pasando en nuestro mundo real. De ahí que si tienes cierta edad, y has vivido ciertas cosas, es probable que llegado el episodio 8 de la serie no puedas contener la lagrimilla. No pasa nada, significa que todavía hay esperanza y las rebeliones se basan en la esperanza.

Resulta curioso que sea en Star Wars donde encontramos más claramente una descripción de una realidad que nos negamos a ver en las portadas de los periódicos, que muchos medios niegan y que social y políticamente se nos anima a ignorar. Pero bueno, es algo que George Lucas ya deslizó elegantemente en sus primeras películas cuando nos hablaba, por ejemplo, de la Guerra de Vietnam.
En tiempos donde muchas ficciones prefieren la tibieza, Andor se posiciona de manera sorprendente
Mi amigo Kenny Ruiz, ahora todo un autor Star Wars, me contaba, tras ver el primer episodio en la Star Wars Celebration de Japón, que lo que más le había fascinado era la visión antiépica de Gilroy: "No te salen las cosas perfectas, como le ocurre a Han Solo o Poe Dameron. Los personajes son falibles y te lo cuenta con mucho desencanto." Y ahí, coincido plenamente con él, está la magia de Andor. Es una serie donde la esperanza no nace de la heroicidad, sino del compromiso, del sacrificio, de la voluntad de cambiar las cosas incluso cuando todo está perdido.
Así que no importa si no te gusta Star Wars. Si te gustan las buenas historias, bien hechas, bien contadas, si te interesa la política, la resistencia, el drama humano… Andor es la serie bélica que necesitas ver. Porque no todas las guerras se libran con espadas de luz. Algunas se combaten con palabras, con actos pequeños, con gestos de rebeldía que, poco a poco, construyen un futuro mejor. Y de eso va, al final, esta serie. De esperanza, de tener el valor de encender una chispa.
En 3DJuegos | Si hay un nuevo tráiler de The Mandalorian & Grogu, ¿por qué no lo puedo ver legalmente?
Ver 0 comentarios