El cine de acción de los años 90 habría sido muy distinto sin Jean-Claude Van Damme. Si bien el especialista en artes marciales belga nunca llegó a ser una estrella de cine tan cotizada como Cyborg?
Y no, no me refiero a cómo consiguió fichar por su primer taquillazo en Hollywood, o sangriento (Bloodsport), ni tampoco al cameo bailón que pudimos ver en Breakdance, sino al momento exacto donde empezó a formarse en karate, que fue lo que al fin y al cabo le dio el currículum necesario para superar el casting de muchos de sus grandes éxitos de finales de los años y principios de los 90, eso y su más que evidente carisma ante la cámara que le hacía un gran protagonista.
En Van Damme, "todo eran defectos"
Pero cuando empezó a entrenar en artes marciales, lo cierto es que su entrenador no veía ni lo más mínimo de lo que luego sería el actor belga. Claude Goetz llegó a decir en Jean-Claude Van Damme, coup sur coup, un documental que repasa a fondo la vida y obra de la estrella de Street Fighter, que el niño de 12 años que su padre trajo a su tatami, tras ver una película de Bruce Lee, "tenía más aspecto de víctima" que del gran héroe del cine de acción en el que se convertiría.
"Me lo trajeron para que hiciera un hombre de él. A su padre le parecía muy tímido y un poco temeroso. No estaba contento con cómo era. De hecho, al contrario de lo que se pueda creer, era tieso como un poste miope como un topo y feo como un piojo. En él todo eran defectos. Tenía aspecto de víctima".
Y es que según apuntan también en esta producción sobre el actor, "Van Damme no era lo que se llamaría guapo". "Con sus grandes gafas, su ceceo y su profunda timidez, no era precisamente el tipo de persona que se convierte en la estrella del colegio, sino que estaba cerca de convertirse en un hazmerreír", añaden.
Una valoración similar hace de él uno de sus amigos y compañeros durante esta etapa de formación en artes marciales. Michel Qissi, a quien también pudimos ver actuar en Kickboxer, afirma que Jean-Claude era un "flacucho" cuando lo conoció. "Pero con los años alcanzó una flexibilidad formidable que había heredado de su madre y que le permitía hacer cosas que el resto del mundo no podía", añadió.

Aunque Van Damme soñaba con ser actor
El resto es historia. Van Damme superó las exigentes clases de Goetz y supo sacar partido al talento innato que guardaba para las artes marciales. Aquel "temeroso niño" terminó aupándose como un verdadero campeón, tanto en kárate como en kickboxing, pero también tuvo tiempo para aprender ballet durante cuatro años, y todo sin perder de vista su sueño de convertirse en estrella de cine. Para dar el salto a Hollywood llegó casi con lo puesto a Los Ángeles a comienzos de los 80 y tuvo que esperar hasta finales de la década para conseguir una oportunidad en o sangriento (Bloodsport), por la que cobró solo 25.000 dólares.
Aquel film le permitió mostrar sus habilidades y los casts empezaron a lloverle del cielo. Jean-Claude Van Damme, coup sur coup cuenta otras anécdotas que vale la pena conocer a poco que hayas seguido la carrera de "Los músculos de Bruselas". Si te interesa echarle un vistazo, está disponible a través de Movistar Plus+.
Vía | Sensacine
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