Mi apetito por el cine de ciencia ficción no se reduce a las superproducciones de Hollywood, ni tampoco a pelis de serie-B de las que en más de una ocasión os he hablado en las páginas de esta revista, también me gusta mirar a China donde se hacen blockbusteres palomiteros como La Tierra Errante (disponible en Netflix), y a Rusia, que hace solo unos años me sorprendió gratamente con Salyut-7: Héroes en el espacio, una aventura espacial inspirada en acontecimientos reales. No ha sido este el caso del último titulo llegado a España desde el país euroasiático.
Y eso que la premisa, de primeras, me llamo suficientemente la atención como para alquilarla en Filmin (también la tienes en Amazon) y darle una oportunidad. Así, Gravedad Cero (Svobodnoe Padenie) nos lleva a un futuro próximo en el que existe una una gigantesca y cara estación espacial orbitando la Tierra y grupo de cosmonautas se encarga de su mantenimiento... hasta que una tormenta solar irrumpe y pone en marcha un evento destructivo que amenaza con no dejar ni una sola pieza ensamblada. Como espectadores viviremos todo este cataclismo como Maksim Bortnikov, un técnico ruso que se verá envuelto en una trepidante lucha por su supervivencia al más puro estilo de Sandra Bullock en Gravity.
Sin George Clooney, pero con una IA parlanchina
En esta ocasión nuestro protagonista no tendrá a George Clooney para intentar guiarnos a un lugar seguro, sino a una inteligencia artificial bastante parlanchina que le permite sortear toda clase de obstáculos en secuencias muy de videojuego que, al contrario que en la peli de Alfonso Cuarón y pese a estar bastante bien, no consiguen ponerte en tensión en prácticamente ningún instante del metraje. Sí, hay momentos de ir hacia adelante esquivando basura espacial que son curiosos, pero lo que es la historia en sí no te atrapa, no sientes el drama del personaje por tratar de llegar sano y salvo a casa, y eso en un film como este es un problema.

De fondo hay una trama con la inteligencia artificial que presenta un giro al final y que, bueno, está bastante de actualidad ahora que todo el mundo vuelve a hablar de las implicaciones de confiar demasiado en una máquina para según qué metas. No hablaré más por riesgo a meter la pata y soltar un spoiler, pero he de decir que llegado cierto punto del metraje tampoco me sorprendió el asunto. Bueno, a decir verdad me esperaba otro giro sobre ese giro que no llegó. En cualquier caso, si eres de los que te gustan hablar con ChatGPT sobre el sentido de la vida, igual te hace tilín todo este tema y encuentras algo más de atractivo a la película que yo.
En mi caso han sido 80 minutos de gran aburrimiento pero que, por el lado bueno, me vuelven a confirmar que desde Rusia pueden hacer grandes largometrajes de ciencia ficción de temática espacial en lo que a diseño de producción se refiere. Esta falló en su historia y en su ritmo, y su actor protagonista, donde recaía todo el peso interpretativo de la función, no me terminó de convencer, pero visualmente es un producto resultón con vete a saber cuál era su muy limitado presupuesto.
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