Tras el accidente ocurrido en la planta nuclear, los alrededores de la planta de Chernóbil se quedaron detenidos en el tiempo, convirtiéndose con ello en la zona de exclusión que ha dado lugar a la ciencia ficción de juegos como Stalker 2. Sin embargo, decir que quedó completamente desierto y atrapado en abril de 1986 sería descabellado porque, en realidad, la naturaleza siguió su curso.
Con la desaparición de la gente, era de esperar que la radiación de la zona terminase haciendo lo propio con las especies salvajes, pero lejos de ello se produjo otro fenómeno. Durante los años posteriores, el peligroso poso radiactivo que ha quedado en la zona contaminándolo todo ha hecho mutar a sus animales. Sin embargo, lo ocurrido entre ellos está lejos de parecerse a lo que muestran especies como los perros de la Zona en Stalker 2.
Los perros mutantes de Chernóbil 4zq3t
Lo visto en el reciente videojuego, tal y como ocurre en otras obras de ciencia ficción similares como la saga Fallout, ha derivado en mutaciones que convierten a sus bestias en monstruos deformes y muy agresivos que no dudan en atacar a lo primero que vean mientras nos asustan con su desagradable aspecto.
No nos parece exagerado porque, en cierto sentido, hemos crecido alrededor de ese mito respecto a este tipo de exposición a la radiación pese a que desconocíamos con certeza qué ocurriría con el paso de los años. La realidad, en cambio, nos ha mostrado otro camino bien distinto.

Lo que ha ocurrido en realidad con los descendientes de las mascotas que antaño pululaban por las casas de la zona es que, por decirlo de algún modo, sus perros siguen siendo perros. Pero eso no significa que no hayan cambiado en su interior y, de hecho, entre las quince familias de canes que pululan la zona y descansan a la sombra de la catástrofe del reactor, hay un salto evolutivo completamente inesperado.
La selección natural ha hecho que, de la mano de mutaciones mucho más rápidas que las que estamos acostumbrados a ver en condiciones normales, quienes no tuviesen los rasgos adecuados fuesen desapareciendo con el tiempo. El resto, pasando su mutación de padres a hijos, los ha hecho más resistentes a la radiación.
La naturaleza se abre camino a base de mutaciones 5e485a
Aumentando considerablemente la variedad genética de la zona de exclusión, los animales que han sobrevivido al desastre, y los posteriores años de exposición, han desarrollado características únicas entre las que, además de ser menos propensos a sufrir enfermedades relacionadas con la radiación, también han mostrado ser más resistentes a distintos tipos de cáncer.
Es el caso de los lobos de la zona a los que se han acercado estudios recientes que terminaron sorprendidos por los resultados, pero no el único. Entre las ranas arbóreas que pululan por los alrededores de Chernóbil se ha detectado un considerable oscurecimiento de la piel respecto a la misma especie en zonas cercanas. Los investigadores creen que este exceso de melanina adicional actúa minimizando el impacto de la radiación sobre las mismas.
Los datos que la ciencia aún sigue recolectando resultan clave para descubrir cómo la vida se ha abierto camino tras la catástrofe, pero también cómo las mutaciones generadas por la radiación han afectado a la composición genética de estos animales con sorpresivas adaptaciones que van más allá de convertirlos en los monstruos despiadados de Stalker 2.
Aunque aún queda mucho por estudiar y descubrir, lo ocurrido con los perros y el resto de animales de Chernóbil es también una prueba de cómo, ante situaciones excepcionales, la naturaleza se abre camino. Puede que nosotros estemos lejos de sufrir mutaciones como las de nuestros ancestros por vivir ya en una situación acomodada, pero lo ocurrido con el ADN de esos cachorros demuestra que, tras ser pasto de un desastre medioambiental, el cambio evolutivo termina convirtiéndose en la clave para la supervivencia.
En 3DJuegos | Este hombre bebió 1.400 zumos radiactivos porque un médico se lo recetó. Era una bebida energética digna de Fallout
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