Con su novena nominación a los Óscars como Mejor Director por en varias ocasiones Spielberg ha intentado alcanzar el éxito con videojuegos… sin demasiada fortuna. Pero su afición por el ocio electrónico viene de bastante lejos y va más allá de una simple visión comercial de esta industria que mueve millones cada año.
Desde que descubrió los videojuegos durante el rodaje de Tiburón, Spielberg ha sido, ante todo, un jugador. Así que cuando su amigo George Lucas fundó su propia compañía de videojuegos… os podéis hacer una idea. ¡No había quien lo sacara de allí!

Spielberg, un pesado profesional
Puede sonar a broma pero lo cierto es que la pasión de Spielberg por los videojuegos era tal que llegó a convertirse en una "molestia" para el jovencísimo equipo de LucasFilm Games, que daba sus primeros pasos con juegos tan emblemáticos como Maniac Mansion o The Secret of Monkey Island.
"No podíamos pasar más de dos minutos haciéndole una demo sin que intentase quitarnos el joystick". (Ron Gilbert)
"Conocí a mucha gente sorprendente en Lucasfilm Games y uno de mis favoritos fue Steven Spielberg. Es un verdadero gamer. Le encantaban los videojuegos, jugaba a menudo y podía hablar de ello sin parar", dijo en su momento el genial Ron Gilbert, padre de la el fantástico Return to Monkey Island.
"No podíamos pasar más de dos minutos haciéndole una demo sin que intentase quitarnos el joystick o el ratón de las manos. Hay que entender que yo idealizaba a George Lucas y a Steven Spielberg, pero terminaba peleándome con él para conservar el mando", bromea el creativo. "Era completamente surrealista".

Privilegios de ser amigo de George Lucas
Obviamente Steven Spielberg no era un cualquiera en el Rancho Skywalker. Ser él "conlleva una serie de privilegios" por su gran amistad con el padre de la saga Star Wars. Así que cuando se quedaba atascado en algunas de las míticas aventuras gráficas de Lucasfilm Games, el director no acudía a la línea de ayuda a la que iban todos los jugadores. No. Él llamaba directamente a Ron Gilbert.
Conocida como la "Hint Line", esta era una línea telefónica en la que la gente de LucasArts ayudaba a los jugadores que no daban con la solución a sus juegos. Esta línea fue tan popular que en Monkey Island 2 se incluyó una broma relacionada con estas ayudas (lo que acabó desatando el caos por un chiste sobre un disquete que no existía).
"Tienes que creer lo suficiente en tu creación como para querer bailar desnudo con ella". (Steven Spielberg)
"Recuerdo haber recibido llamadas como esta: 'Hola, soy Diana, tengo a un tal Steven Spielberg para ti, está atascado en Monkey Island. ¿Te lo paso?' Las primeras veces ito que fue bastante emocionante. Después de pasar diez minutos al teléfono con Spielberg dándole consejos sobre tu propio juego, como diseñador podías perfectamente irte a casa, hacerte una infusión e irte a la cama el resto de la semana con una plácida sonrisa", explica Gilbert. "Pero debo confesar que después de varios meses dándole un montón de consejos, respondiendo a cada una de sus peticiones, le dije a Diana: 'No, ya hablé con él la última vez, pero estoy seguro de que Dave Grossman está disponible'. Oficialmente se había convertido en la Spielberg Hot Potatoe", en clara alusión a que nadie quería hablar con él para evitar perder tiempo resolviendo sus dudas.

El consejo de Spielberg que Ron Gilbert nunca olvidó
Por supuesto, estas declaraciones de Ron Gilbert nacen del cariño con el que recuerda esos primeros años en Lucasfilm Games. "Aparte de esta anécdota, tuve la oportunidad de tener una intensa discusión creativa con Noah Falstein (autor de The Dig. Este último me dijo algo que me obsesionó durante años: 'tienes que creer lo suficiente en tu creación como para querer bailar desnudo con ella'".
Los misterios de Monkey Island
Gilbert recuerda que, con esa filosofía, "si crees lo suficiente en tu creación, en lo que haces, hasta el punto de que estarías dispuesto a bailar desnudo con ella, entonces no importa lo que piensen los demás". Por desgracia el creativo tuvo que lidiar con una situación así en los meses previos al lanzamiento de Return to Monkey Island, con airadas críticas al nuevo estilo artístico que le llevaron a dejar de hablar del juego temporalmente.
Esta historia, por cierto, la conocí leyendo Los misterios de Monkey Island, un libro de lo más recomendable que cuenta muchas otras anécdotas sobre la fundación de Lucasfilm Games y, claro, la que sería una de sus sagas de videojuegos más recordadas de la historia.
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