Todavía sigo pensando en The Alters hace exactamente lo mismo. Quizá no tan crudo, porque esto no es una guerra contemporánea, sino una aventura de ciencia-ficción, pero la magia de The Alters es que ha logrado que su premisa, la necesidad de un hombre varado en un planeta hostil que tiene que replicarse a sí mismo para sobrevivir, sea tanto la mecánica como el combustible narrativo de la historia.
Todo lo que imaginéis que puede dar de sí este planteamiento a la hora de afrontar la cuestión de la identidad y los distintos caminos que podíamos haber tomado en la vida, creedme que el juego los explora a conciencia. Así que, si como yo habéis visto los tráileres con esas versiones de Jan como técnico, científico, minero, botánico, etcétera, pensad que The Alters lo lleva más allá de los oficios.
En vez de haber apostado por la cantidad, desarrollando un alto número de Alters de manera libre, todos y cada uno de ellos tiene una personalidad propia y una línea de tiempo que podemos leer en el ordenador cuántico, viendo a su vez cómo las distintas decisiones que hemos tomado en nuestra vida llevan no solo a diferentes oficios, sino también a personalidades y creencias opuestas. Vas a tener que lidiar con ellas y te aseguro que no será fácil, teniendo que enfrentarte a situaciones que estresan a esta tripulaciones de iguales, e incluso a momentos de vida o muerte.

Una carrera imparable contra el sol
Solo con esto The Alters es una obra muy especial porque claramente está inspirado en cuestiones muy humanas y muy verdaderas sobre la identidad, las decisiones que tomamos y nuestro lugar en el mundo. Pero es que, además, posee un grandísimo diseño. 11bit ha vuelto a demostrar que en esto de la gestión de recursos, el malabar constante de tareas y las decisiones difíciles, maneja las reglas como ninguno. Nuestro objetivo es volver a casa y, para ello, tenemos que ganar tiempo huyendo de un sol radiactivo y mortal. Para ello necesitaremos una ingente cantidad de recursos y construcciones que nos permitirán solventar los obstáculos para continuar nuestro camino.
The Alters no te va a dejar trabajar y completar los objetivos a gusto; este es su secreto
Y ya os avanzo que no será fácil. Incluso en el modo normal de dificultad debes prestar mucha atención porque el tiempo hasta la llegada del sol es finito y cada decisión que tomemos cuenta; se debe planificar con antelación y desarrollar tu estrategia hasta que dé sus frutos. The Alters no te va a dejar trabajar y completar los objetivos a gusto; este es su secreto. Te va a tener en un estado sostenido de tensión lanzándote imprevistos, teniendo que lidiar con la moral de tus alters, estableciendo prioridades, pidiendo más recursos o resolviendo los problemas de espacio en la nave.

Una nave increíble, por cierto, con un diseño circular en el que podemos construir y reordenar las distintas habitaciones en su interior mediante un sistema de casillas. Los más ordenados conseguirán optimizar el espacio y moverse más rápido por ella. Ya os digo que es el sueño húmedo de un fan del inventario de Resident Evil 4. Aprender a colocar los ascensores y aprovechar todos los recovecos hará que aproveches horas clave en el día a día en tu carrera contra el sol.
Hay tantas mecánicas solo en la base que es imposible describirlas todas. Desde cultivar tus alimentos, refinar materiales, investigar y crear nuevas herramientas, construir salas para mejorar el estrés de tus alters, mejoras avanzadas para automatizar tareas básicas. Pero, como en This War of Mine, la base no lo es todo: también debemos salir a la peligrosa superficie del planeta para conseguir los recursos necesarios en nuestro avance.

Aquí es donde se nota más el progreso de 11bit, atreviéndose con un sistema de exploración más propio de un juego de acción. No es que haya mucha acción, aunque sí peligros, pero esta vista será necesaria para encontrar los depósitos de minerales, materia orgánica o el codiciado rapidium, la sustancia que hace que nuestros clones crezcan y se desarrollen tan rápido y la razón por la que la misteriosa organización nos mandaron aquí en primer lugar. Pero también encontraremos peligros en forma de zonas radiactivas, anomalías peligrosas y zonas que pueden alterar el tiempo, haciéndonos perder horas en minutos.
Con todo esto, The Alters logra construir mapas pequeños, pero muy buen planificados que explorar hasta el último rincón, en el que mediante un sistema de torretas parecidas a las tirolinas de Death Stranding vamos conectando las zonas mineras y los puntos de teletransporte, todo para el mismo objetivo: acelerar y optimizar nuestras acciones y rutinas.

Porque todo lo que hacemos en The Alters trata, en definitiva, de lo mismo: la optimización. Y, de nuevo, el estudio ha logrado llevar este aspecto clave de la estrategia de gestión al campo narrativo. Claramente, en este futuro en el que el rapidium es el material más codiciado, se establece un discurso sobre cómo la tecnología nos permite acelerar nuestro día a día para ser más productivos. Pero, en el proceso, siempre hay un precio a pagar por esa suerte de "aceleracionismo" que, en el día de hoy, vuelve a replantearse mediante esos agentes de IA que, como una versión ramificada de nosotros mismos, como clones, nos harán (en teoría) la vida más fácil.
Cuando juegues, te divertirás con sus sistemas. Te engancharás como todo gran juego de estrategia bajo el síndrome de "solo un turno más" (aquí "solo un día más"). Pero también te será imposible no pensar en su potente mensaje sobre cómo el avance imparable de la tecnología afecta a la identidad y a aquello que nos hace humanos. Así de fácil y de difícil es como se forma uno de los mejores juegos que he disfrutado este año.
The Alters no es solo otro juego de supervivencia con mecánicas de gestión de recursos; es una reflexión profunda disfrazada de aventura espacial que te va a dejar pensando mucho después de terminarlo. 11 bit Studios ha vuelto a demostrar que son unos maestros convirtiendo mecánicas de gestión aparentemente frías en vehículos narrativos que contienen grandes preguntas existenciales en su interior. En esta lucha por la supervivencia que te obliga a clonarte a ti mismo, es precisamente en esos momentos en los que tienes que lidiar con un alter tuyo que piensa completamente diferente, que tal vez sea más valiente o más cobarde, más optimista o más pesimista, en los que notas que estás ante algo más que un juego de estrategia. Pero que esto no te confunda: también es un colosal juego de gestión que sabe abrumarte para bien con su cantidad de sistemas, con esa fabulosa sensación de estar constantemente al límite. Como ya lograron con This War of Mine, The Alters es uno de esos juegos que sabe narrar a través de mecánicas, creando un poderoso discurso sobre el aceleracionismo tecnológico, la identidad y las decisiones que tomamos en la vida.
Comprar The Alters- Combina mecánicas de supervivencia con una narrativa profunda sobre identidad y las decisiones que tomamos en la vida.
- Cada clon (Alter) tiene personalidad propia y representa diferentes caminos que el protagonista Jan podría haber tomado.
- El juego mantiene al jugador en tensión constante con un sol radiactivo que avanza y un tiempo limitado para escapar.
- Los momentos en la superficie añaden elementos de exploración y acción mientras se buscan recursos.
- Plantea dilemas morales complejos al tener que lidiar con versiones de ti mismo que piensan diferente.
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