Chema Mansilla
Editor - Cine y TVAlguien, en algún despacho de Hollywood, decidió que el James Gunn como el hombre indicado para llevar a cabo esta tarea titánica. ¿Por qué Gunn? Sus motivos tendrían, imagino. El caso es que el director se arremangó, se ajustó su característico tupé y se dispuso a construir un nuevo universo cohesionado hecho a su medida.
Una presentación con sabor a jazz y pólvora
A los pocos segundos de empezar la serie, y disfrutando del ritmillo de de una versión gypsy jazz de Moliendo Café de Hugo Blanco el fan asume lo evidente: nos encontramos, para bien y para mal, ante un copia baratilla del Escuadrón Suicida de Gunn. La serie nos presenta al Task Force M, una unidad especial liderada por Rick Flag Sr. (con la voz de Frank Grillo) y compuesta por personajes tan extravagantes como Doctor Phosphorus, G.I. Robot y La Novia. Su misión es enfrentarse a Circe, una poderosa hechicera fugada de la isla amazona de Temiscira, que anda armando lío en un rincón ficticio de Europa llamado Pokolistan. Este escuadrón de inadaptados es el alma de una serie que mezcla acción desmedida, humor irreverente y un toque de drama que, curiosamente, logra funcionar en su mayor parte.
Gunn y su omnipresencia: ¿genialidad o exceso?
James Gunn no puede evitar ser James Gunn. Y es que no basta con que Creature Commandos sea un calco de sus trabajos anteriores, tanto en Marvel como en DC; también se asegura de convertirse, literalmente, en parte de la serie. En un movimiento tan extravagante como predecible, Gunn aparece en el opening como un personaje más. ¿Es egocéntrico? Sin duda. Pero también es innegable que aporta un toque personal que los fans de su estilo sabrán apreciar. Y al menos, su exquisito gusto musical y su habilidad para integrarlo en la narrativa siguen siendo igual de efectivos.
Creature Commandos respira ese aire de los cómics de DC de los años 80, en plena era Reagan. La serie abraza una visión satírica y algo paternalista de la política internacional, donde Estados Unidos se burla sin piedad del resto del mundo. Europa, en este caso, es retratada como una amalgama de clichés: paisajes que saltan de chabolas a castillos medievales, pasando por bosques y ruinas industriales. Y, cómo no, Estados Unidos aparece como el único capaz de salvar el día, aunque sea a base de explosiones y monstruos.
Para demostrar que Creature Commandos es parte de un plan mayor, Gunn no duda en regalar cameos de personajes icónicos de DC. Uno de los más memorables es el del Sargento Rock y la Easy Company en la historia de origen de G.I. Robot, una auténtica joya de la temporada. Sin embargo, otras apariciones, como las de la Liga de la Justicia (con su nuevo superman) y Batman, resultan algo forzadas y parecen estar ahí solo para recordarnos que esta serie es el inicio de algo más grande.
Diversión desmedida entre monstruos y tragedias
Como so decía, el gran acierto de Gunn y su equipo de guionistas es el equilibrio entre la diversión frenética y el drama subyacente de sus personajes. Creature Commandos no solo se ríe del concepto de los “héroes clásicos”, sino que también explora el dolor de ser un monstruo en un mundo que no te comprende pero que no duda en usarte como herramienta. Guillermo del Toro lo hace mejor, pero es un tema que Gunn ha trabajado en otras ocasiones y que sabe hacer funcionar utilizando la fórmula del equipo disfuncional.
De ahí que la serie sea tremendamente disfrutable, aunque la segunda mitad de la temporada sufre una notable pérdida de ritmo, que quizás podría haberse evitado con uno o dos episodios menos. Sin embargo, la acción, el humor escatológico y la violencia desmedida logran mantener el interés hasta el final.
El apartado visual de Creature Commandos es, como poco, curioso. Aunque está lejos de maravillas recientes como DanDaDan, la animación cumple y logra transmitir el tono caótico y visceral de la serie. Hay momentos de gran calidad, especialmente en las secuencias de acción, pero también otros que dejan mucho que desear, como ciertos detalles que parecen sacados de una serie de animación de los años 90 de esas que se producían en masa para vender juguetes. Aun así, el estilo encaja con el espíritu de la serie y sus personajes, que termina de cobrar vida gracias a un reparto de voces impecable. Otro punto fuerte de Gunn: elegir a su reparto principal.
Tal vez Frank Grillo como el rudo Rick Flag Sr. no sea un protagonista carismático al estilo de Peacemaker (o Star-Lord), pero Indira Varma aporta elegancia y mordacidad a la Novia. Alan Tudyk, como Doctor Phosphorus, y David Harbour, como Frankenstein, ofrecen interpretaciones con mucha personalidad que oscilan entre la comedia y la introspección. Incluso los personajes secundarios, como Weasel, tienen momentos destacables. La única excepción quizás sea Circe, cuya presencia queda algo desaprovechada. Anya Chalotra hace un buen trabajo con el material que tiene, pero el guion no le da suficiente espacio para brillar.
¿Misión cumplida?
Creature Commandos no es perfecta, pero cumple su objetivo principal: ser un aperitivo entretenido para lo que vendrá en el nuevo DCU. Con su mezcla de acción, humor y un toque de drama, la serie engancha y deja al espectador con ganas de más. James Gunn es a la vez su mejor valedor, al hacer un estupendo trabajo de caracterización y marcar el tono general de la serie.Pero también es su principal lastre debido al empeño e Gunn de que se note de que se trata de un trabajo de James Gunn.
Si eres fan de su estilo o simplemente buscas una serie de animación para adultos que se salga de lo convencional, Creature Commandos es una apuesta segura. Y si todo esto te intriga, no te pierdas su estreno en Max el próximo 5 de diciembre. ¿Listos para conocer al Task Force M?
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