Con el boom del cine de superhéroes en los 2010 fueron varias las compañías que trataron de apuntarse a la moda sin mucho éxito, al fin y al cabo la industria llevada dominada prácticamente desde sus comienzos por dos compañías, Marvel y DC, pero eso no quiere decir que gigantes del entretenimiento como Amazon y Netflix dieran su brazo a torcer. Así, hace unos años descubrimos en la pequeña pantalla a Jupiter Legacy, un fracaso de 200 millones de dólares, pero también ha habido tiempo para producciones mucho más modestas.
Mutantes perseguidos, pobres y delincuentes
Por ejemplo Code 8 (Código 8), un thriller criminal de ciencia ficción canadiense estrenado sin mucho ruido hace ya cinco años que nos llevaba a un mundo alternativo donde el 4% de la población mundial había desarrollado superpoderes. La película pasó muy desapercibida de inicio, pero gozó de cierta popularidad entre un nicho de espectadores cuando aterrizó en Netflix en 2020, tanto como para que la plataforma decidiera dar luz verde a una continuación que acaba de estrenarse mejorando prácticamente en todo los aspecto al film original. Pero, ¿merece la pena que le des una oportunidad? Te lo cuento.

Lo primero que debemos tener en cuenta con Código 8 es que esta no es una cinta de superhéroes al uso donde un individuo con habilidades especiales se pone un traje y empieza a salvar el mundo de hampones y villanos variopintos, sino más bien una historia con bastante carga social ambientada en un mundo distópico donde "eléctricos" e "ígneos" son marcados y viven en la más absoluta pobreza. Su premisa llega a recordarme en cierto punto a las primeras adaptaciones cinematográficas de los X-Men, aunque sin un Profesor Xavier poniendo algo de luz a quienes son perseguidos por el simple hecho de existir.
Código 8: Parte 2 está coprotagonizada por una leyenda de los superhéroes, Stephen Stephen Amell (Arrow)
Con esta introducción ya tenemos los dos pilares de la saga. Un grupo de personajes relegados a tener que ganarse la vida de forma poco honesta si quieren tener una oportunidad de ver algo más que estrecheces en sus vidas y, por otro, una fuerza que les oprime. En Código 8 ya se veían bien estos elementos, pero es en la segunda donde el choque entre ambos puntos centrales es más visible, con nuestros protagonistas Connor Reed (Robbie Amell) y Garrett Kelton (Stephen Amell), dotados de poderes eléctricos y magnéticos respectivamente, ayudando a una niña que parece tener la clave para frenar el último juguetito de un policía corrupto para acabar de ellos o, como mínimo, reducirlos al máximo. Hacerlo podría llevar a un nuevo amanecer para quienes son como ella.
Salvar a una niña y con ella a todo el mundo
Sencillo de entender, ¿verdad? Lo cierto es que la historia también está bastante vista, con poco más de hora y media de metraje mostrando cómo poco a poco se va gestando una relación de confianza y desconfianza entre personajes con una niña, aparentemente sin nadie más, necesitada de un nuevo hermano, habiendo muchos momentos de persecución y algún que otro giro previsible. Aún así es suficiente para justificar una cinta con una pizca de intriga y algo de acción que, pese a la más que evidente poca factura, consigue ser bastante vistoza. Destaca, por ejemplo, lo bien hecho que están los "perros-robots" que les persiguen.

¿Lo malo? Apenas se sale de la receta habitual de este tipo de historias de policías corruptos y criminales y no hace el más mínimo esfuerzo por profundizar un poco más en su mundo. Uno podría esperar en una segunda parte que se dedicara más tiempo a presentar alguna variante en este mundo de mutantes oprimidos, pero lo cierto es que la secuela es un más, y también mejor, que el film original. Puede ser suficiente para una película de este tipo de ambición, pero con Netflix detrás sus productores quizás podrían haber dado un paso adelante.
Código 8: Parte 2 se estrenó el pasado viernes y está ya entre las películas más vistas de la plataforma. Como punto final destacar lo mucho que apetece ver de nuevo a Stephen Amell luchando por las calles una vez más, aunque esta vez no tenga el arco que durante ocho temporadas llevó en la legendaria Arrow. Su compañero de reparto, su primo Robbie Amell, también es un veterano del Arrowverso, si bien solo tuvo un pequeño papel como Firestorm en Flash.